viernes, 20 de marzo de 2009

De la resistencia al cine

En plena post producción del docu-ficción Alicia y John, el peronismo olvidado que recrea las vidas de John William Cooke y su pareja Alicia Eguren, entrevistamos a su director, Carlos Castro, con quien pudimos ver fragmentos de la película y profundizar el debate sobre el delegado de Perón, símbolo de la resistencia peronista y precursor de la izquierda nacional (revista 2010)














¿Por dónde comienzan la investigación para el documental? Empezamos por la parte donde es diputado, es una de las más brillantes. Cooke es un anglófilo, aliadófilo, de familia de radicales platenses, alvearistas, y por influencia de César Marcos, un subteniente, un personaje, un loco divino, termina haciendo una operación mental increíble: juntar a un nacionalismo, si se quiere en otros tiempos de derecha, con una izquierda internacionalista y antipopular y fundar lo que hoy conocemos como la izquierda nacional. Su función como diputado es increíble, en una etapa donde los diputados no sabían cómo se vota, venían de la estructura sindical, todos laburantes, y el tipo es el que le organiza las mayores defensas al gobierno peronista. Es un tipo que a veces se manifiesta inorgánico, sobre todo cuando crece la burocracia en el segundo mandato de Perón, cuando muere Eva, donde el ya no es reelecto como diputado, hay una coyuntura nueva, el frente nacional que se había consolidado en el 45 esta resquebrajándose abruptamente, el país tiene un par de malas cosechas… y se empieza a discutir en el peronismo no un modelo de distribución, sino un modelo de acumulación de capital, si se quiere con el congreso de la productividad de la CGE en 1954. Cooke, a través de la revista “De Frente”, dice “vamos a decir lo que está mal en el gobierno”. Con mucho cuidado, porque sabe que hay una oposición muy violenta, muy heavy, que para llevarse puesto a Perón no le importa matar a 400 personas en Plaza de Mayo, y en el momento del bombardeo, el momento más difícil del peronismo, el tipo va a Perón, y Perón le ofrece lo que hoy sería el Conicet, y le contesta “no, no es tiempo de la técnica General, es tiempo de la política”. Así finalmente lo nombran interventor del Partido Justicialista, cuando ya era una cáscara vacía. Sin embargo, Cooke le propone a Perón organizar a los conscriptos afiliados al partido, para defender al gobierno popular, es decir, reflota la idea de Evita de crear una especie de milicia popular para defender el gobiernos que esta mal herido. Cooke cree que el peronismo es el punto de aglutinación de la clase trabajadora, y va a estar siempre con esa tesis, con todas las diferencias con “el viejo”, con todas las contradicciones que tiene. Dice que el peronismo es “un invertebrado gigante y miope”, pero sabe que también es un despropósito para el sistema; el peronismo es antisistema, es muy claro en esto. Entiende que no hay que pegarle mucho a la Iglesia, entiende que hay una oposición muy virulenta.
















¿Cómo nace la idea del documental? Es un documental del ciclo “Vidas Argentinas”, que viene trabajando el Centro Cultural Caras y Caretas, que cuenta con la dirección de María Seoane y Víctor Santa María. Una de las propuestas pendientes era la vida de Cooke y de su mujer, Alicia Eguren, que de alguna forma fueron olvidados. Principalmente Alicia, sobre todo por sus últimos años, donde más allá de que no saca los pies del peronismo, entra en una relación muy conflictiva con Perón. El fantasma de ser de izquierda hace que se la excomulgue un poco del peronismo, pero si hubo dos personas que hicieron mucho por el peronismo fueron Alicia y Cooke.



De alguna manera Alicia, luego de la muerte de Cooke, representa su continuidad histórica, en términos teóricos y prácticos. Sí, una continuidad en términos de coherencia y en términos políticos, yo creo que Cooke, a diferencia de lo que muchos creen, nunca rompe con el peronismo, rompe una relación que tenía desde 1945 con la dirección estratégica, que es nada menos que Perón. Hay sin dudas un conflicto a partir de la invitación a Perón para que pase su exilio en Cuba, que me parece un tanto prematuro. Cooke creo que tampoco se debe haber extrañado, lo que le molestaba es que esté en un país gobernado por un dictador como Franco.

¿Pero cómo sigue la vida de Alicia después de la muerte de Cooke? Alicia se dedicará en los ‘70 a publicar las cartas entre Perón y Cooke, a ordenarlas de alguna manera, hay un trasfondo político detrás del orden que les da. Creo que Alicia tiene grandes discusiones y grandes diferencias con las organizaciones populares peronistas, si se quiere con la izquierda marxista. Más allá de que durante los últimos años termina más cerca del PRT-ERP, pero sin sacar nunca los pies del peronismo.


¿Cuáles son esas diferencias con las organizaciones armadas? Diferencias porque no sabe a dónde van estratégicamente, al convertirse en vanguardia, al diferenciarse de las masas. Tengamos en cuenta que la discusión con sobre el socialismo con Perón de -simplificando el tema- estaba en las cartas, en esos impresionantes dos compilaciones de la correspondecia Perón-Cooke. Muchos compañeros no supieron leerlo, todo estaba ahí. Los militantes de la resistencia siempre tuvieron una política de masas, los de los ’70 luchaban por espacios, me parece que es una diferencia sustancial entre dos visiones políticas.


Tiene que ver con el concepto de Cooke de líder o vanguardia, nunca las dos cosas a la vez Sí, el concepto de vanguardia lo toma con pinzas, es decir, él que fue parte de la vanguardia después del golpe del ‘55, donde no quedaba otra que ser insurreccional, porque recordemos que la resistencia es inorgánica, espontánea: cantar la marcha en una esquina, tres tipos que ponemos un caño en tal lugar. Cooke es un tipo símbolo de éso. Cuando pasa la etapa insurreccional, y llega una etapa más negociadora, que es el pacto con Frondizi, la figura de Cooke retrocede, pero a pesar de tener veinte mil discusiones con “el viejo”, nunca deja de verlo como un elemento de aglutinación. Para Cooke, Perón nunca va a ser un obstáculo para la liberación nacional.

Cooke son cartas, escritos, discursos, imagino que debe haber sido difícil traerlo nuevamente a la vida en un documental. Este país es terrible. Se come a sus mejores hijos. Cuando empezamos la investigación nos dimos cuenta de que no había material fílmico, y fotográfico muy poco. Encontramos unos pedacitos perdidos por ahí, y ya que el ciclo “Vidas Argentinas” venía laburando la ficción, decidimos armar algunas escenas de su vida, para darle más humanidad a los dos personajes. La mano de Graciela Maglie con quien hice el guión es fundamental para la historia. Y por supuesto Juan Guibelalde, que es el gran realizador con quien venimos trabajando desde que hicimos el documental de Gelbard…

En la vida de Cooke y Alicia aparece muy marcada esa idea de la pareja militante, tan presente en los ’70, eso de formar familia desde las ideas políticas… Hubo una decisión de la producción de incluir a Alicia, que no se suma a la política por Cooke, había sido agregada cultural en Londres elegida por Perón, donde se casa y tiene a su único hijo, que después va a ser criado por Cooke. Forma durante sus estudios en Filosofía y Letras una agrupación peronista, que en esa época era como ser leproso, o se era nacionalista de derecha o se era de la izquierda tradicional, ser peronista era un tabú. Alicia es una mina muy lúcida, antes de conocer al Gordo, fue una de las editoras de “Sexto Continente”, una de las revistas que el peronismo propició para pelear contra publicaciones como “Sur”, que era de mucha calidad, pero gorila. Había sido perseguida por la Libertadora, y en los ’70 no se quiere exiliar. Es la madre de las “formaciones especiales”, porque el grupo de Norma Arrostito, de Fernando Abal Medina, el grupo “Cristianismo y Revolución”, es formado en Cuba por ella. Los montoneros se conocen ahí. Ella era la madre de eso, y es una mina de una honradez moral e intelectual tan grande que decide quedarse a resistir, y lamentablemente personas como ella y Arrostito fueron chupadas por la dictadura del ’76.


El acercamiento de Cooke a la Revolución Cubana ¿Es un acercamiento ideológico o más que nada metodológico? Cooke aprende mucho en su puesto de delegado, la toma del frigorífico Lisandro de la Torre en el ‘56, le da una lección sobre la coyuntura de ese momento. Se da cuenta de que por la vía insurrecional no se puede traer a Perón, y por la negociadora con la experiencia del pacto Perón- Frondizi, tampoco. Lee la Revolución Cubana en clave local, no es que se radicaliza y dice “agarremos los fierros, ahora somos todos marxistas leninistas”, entiende ese proceso, de un gran frente nacional. Pero no te olvides que esta en Cuba, está en un país donde se están expropiando las grandes empresas yanquis, donde se está haciendo una reforma agraria importantísima, y donde está participando además militarmente. Cooke va al desembarco norteamericano en Bahía de Cochinos y se pone a tirar balas, siendo un soldado común. Entiende que es un camino mas a la liberación, intenta tomar cierta metodología de la Revolución Cubana, pero tiene una visión más amplia, pero si que paga tributo al foquismo, por su amistad con el “Che”.

¿Es cierto que filmaron en la biblioteca de Norberto Galasso?
El documental es como el crimen, no paga. No teníamos un presupuesto faraónico. Norberto Galasso es el mejor biógrafo de Cooke. Utilizamos su biblioteca para recrear el encuentro entre Alicia y John. Es el lugar ideal, inmenso, desordenado, nacional y popular, como debe haber sido el escritorio del gordo. Norberto estuvo todo el tiempo ahí, como uno más del equipo. Nos pusimos contentos cuando nos dijo que seguramente había sido así la historia que estábamos construyendo.

¿Como fue trabajar con Ana Celentano y Carlos Portaluppi?
En principio, para empezar a hablar son dos grandes actores y dos grandes personas. Se identificaron mucho con los personajes, su compromiso, su pasión creo que se vio expresada en esos pequeños fragmentos donde reconstruimos la historia de Alicia y John. Además cada uno a su manera, son muy parecidos. Ana nos hizo observaciones muy inteligentes y sutiles sobre Alicia y eso nos ayudo mucho en la construcción de su personaje. Carlos se tomo el personaje con mucho humor sin dejar de ser serio en los momentos que el dramatismo lo requería. La pasión que pone Carlos Portaluppi en la lectura de las cartas de Cooke es de una calidad extraordinaria. Estoy muy contento de haber podido trabajar con ellos.