domingo, 25 de enero de 2009

Por Alvaro

Lo que sigue no es exactamente una crítica de cine, sino simplemente el uso de un documental para hablar de un fenómeno social: la preponderancia que cobra en nuestros días la figura de John William Cooke.
Alicia y John (el peronismo olvidado) es un documental de Carlos Castro, el mismo director de Gelbard, el último burgués nacional, película a que también hicimos referencia en un post que titulábamos “Burgueses y malditos”.
Nuevamente Carlos, a quien conozco personalmente desde antes de que realizara estos documentales y con quien muchas veces he discutido acaloradamente la política, retoma el tema del peronismo, recuperando una época olvidada de la Argentina y dando renovados aires a una izquierda que ha quedado huérfana de referentes históricos nacionales.
Como ya lo anticipa su título, más que un documental político se trata de una historia de amor: es la relación entre Cooke y Alicia Euguren. Se conocieron poco antes de la Revolución Libertadora, pero solo a partir de entonces, en medio de una encarnizada persecución ideológica al peronismo, comenzarán un romance que los acompañará hasta el final de sus días. La película se sumerge en un pasado olvidado recreando el intenso amorío entre dos peronistas convencidos. Para dicha recreación se sirve de dos actores que intentan captar la profundidad sentimental de John y Alicia en cada encrucijada que se les presenta en la vida: la cárcel, el exilio, la guerrilla en Cuba y la traición de Perón.
El documental se presentaba en ocasión de unas jornadas en homenaje a Cooke, por el aniversario de su nacimiento, en las que además se lo declaró ciudadano ilustre de La Plata en la Cámara de Diputados de la Provincia. El documental fue muy aclamado, de hecho hubo varias vueltas de aplauso prolongado. Entre los comentarios del público luego de la película, se destacó la unanimidad del halago a su realizador por el aporte a la reconstrucción de la memoria histórica. Se hizo hincapié en la importancia de rescatar una figura política como la de Cooke en el presente.
Me siento en la obligación de hacer una única objeción, incluso fuera de lugar, al contenido de la obra, que sin embargo es una historia bellísimamente contada. Si realmente queremos rescatar el legado político de Cooke entonces es necesario hablar más de su etapa parlamentarista. Se recibió de abogado en su juventud y rápidamente se convertiría en diputado del Partido Justicialista, donde se desenvolvió con gran destreza política y dando discursos aparentemente memorables. Se haría partidario de la guerrilla muchos años después, estando exiliado en Cuba y cada vez más distanciado sentimental como ideológicamente de Perón. Un poco me hace recordar a Rodolfo Walsh, que primero fue literato, luego periodista convencido de la importancia de una instiución como la Justicia y que solo después de recorrer ese camino se volcaría por la opción armada.
Si bien siempre es bueno recordar, y reconstruir la memoria histórica, estos no son tiempos para idealizar o crear épica en torno a una opción armada. Transitamos un tiempo en el que debemos profesar respeto por nuestras instituciones del Estado, tan degradadas y corrompidas en los últimos años. Hoy un frente importantísimo de nuestra lucha debe ser la recuperación política de esas instituciones y la recreación de los valores esenciales que rigen una sociedad democrática.
En los últimos meses se han editado los discursos parlamentarios de Cooke en dos voluminosos tomos, que ya debiéramos comenzar a estudiar concienzudamente los interesados en la vida política nacional. Repetimos que la película de Castro es una historia entrañable. Pero creemos indispensable también, para sacarle su verdadero jugo, dar esta discusión en torno a la figura de Cooke y a una reconstrucción de la memoria histórica que sirva en el presente. Debemos enmarcar el viraje tardío de Cooke a concepciones marxistas y más proclives a la lucha armada dentro de una larga trayectoria política, que comienza con su experiencia del primer gobierno de Perón y su enorme tarea parlamentaria por esos años.




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